A mis apreciados amigos de La Tribu:

1. Marisa, como bien dice Merlín, entre amigos sobran tales agradecimientos, y me sonroja tu comentario hacia mi persona. No lo merezco y, lo que es peor, puede despertar sospechas y envidias. Hay que ser cautos, que algunos/as están a la que salta y pueden utilizar indebidamente estos 'carteos', a fin de echar por tierra relaciones fraguadas en la amistad y el buen rollito.
Cuántas historias se fueron e irán al traste por culpa de terceras personas, que se meten donde no les llaman e inoculan el veneno preciso para contagiar enfermedades de enemistad, de desencanto, de desilusión, de separación en suma.
Algo grande la amistad, pero difícil de conservar, y más entre hombre/mujer o viceversa, que no quiero suspicacias. No hace tanto te conocí, igual que a Merlín, Miguel y algún/a otro/a, pero cuando hay 'feeling' se nota, y espero seguir teniéndote en mi 'camarilla' para echarnos esas parrafadas que disfrutamos en ese vaivén de sorpresa y mordacidad que gusta a preciados conversadores. Suerte haberte conocido en esta edad reflexiva donde se aprecian los valores intrínsecos de las personas. En otro momento, hubiera sido hasta peligroso, je, je...

2. Merlín. Más de lo mismo. Interlocutor válido cien por cien, a pesar de no haber abierto aún del todo nuestros respectivos libros de historia molecular. Creo que estamos en el buen camino, aún con los condicionantes y limitaciones que nos proyecta el exterior.
Hay ocasiones que no precisan de ceremoniales para darse un rápìdo y buen entendimiento, y en cuatro días he conseguido equiparar su amistad con relaciones tan estrechas que no dejaban pasar la luz y que se desmoronaron a la mínima en el tiempo.
Tampoco hace falta cargar las tintas en algo tan simple como que 'la rutina se encarga de joderlo todo' (literal de algún iluminado), axioma que hemos de sobrellevar a lo largo y ancho de este valle de lágrimas que nos ha tocado en suerte. Simplemente, las cosas fluyen muchas veces (quizás menos de las que quisiéramos) sin hacer nada especial por ello. Dejándolo correr, sin precipitaciones, utilizando al tiempo de cómplice impertérrito y no mostrando más ni mayor interés que el aportado por esos grandes pequeños momentos.
Otro que me pilló en la edad reflexiva que decía antes, y ello implica no poder socorrer al herido en la batalla, pues estar alejando de la actividad mercantilista me limita extremadamente a no poder colaborar en algo más fehaciente que algunos devaneos artísticos y personales de muy escasa enjundia crematística.
Y claro, el hombre está en edad de merecer, Y de merecer en condiciones, con una adecuada correspondabilidad, sin subterfugios ni zarandajas, por méritos propios. Pena de situación, pero estamos donde muchos/as, muchísimos/as, hacen que estemos, regodeándonos cual pececillos en un perecedero estanque. Así con todo, suerte...

Miguel. Persona y personaje al mismo tiempo, que he logrado disociar transcurrido ese tiempo prudencial que permiten sus apariciones, cualquiera que sea la altura del escenario.
Arrollador, derrocha energía y buen talante. Se esfuerza en su papel de comunicador, tanto rabel en ristre (donde ya ha construído fortaleza), como en esa faceta de buena persona que contínuamente quiere caer bien. Aún mostrando el lado duro en ramalazos de sinceridad que algunos no entienden correctamente.
Parece que siempre quiere ir por delante del discurrir normal de las cosas, y ello responde a esa capacidad de improvisación a la que nos tiene acosrtumbrados, y le planta reto cada día. No así la necesidad creada en la persona, ilustrando páginas que muchos/as no leen siquiera y mucho menos supongo comprendan.
Anécdotas y viviencias por doquier acompañan y forjan todo un carácter, empeñado siempre en liderar situaciones de natural empatía que la propia naturaleza concede.
Solo el tiempo nos dará la razón que hoy nos permite ejercer una confraternización poco habitual. A ver si somos capaces de mantener enarbolado el trapo de nuestros propios colores, de nuestros sinsabores, de nuestras dudas, de nuestros desatinos... Ello hará que crezcamos aún más como personas, como buenas personas, y como el 'buen chaval' que te dicen.
Agradezco haberte conocido, concretamente el pasado 29 de julio de 2007 en San Miguel de Aras (donde me invitaste a compartir escenario), aunque mucho antes supe de tu existencia. Faltaba trato y esto se nos ha dado por añadidura a la fenomenal relación que la música ha tejido a nuestro alrededor. ¡Sea por muchos años...!.

Despedida y cierre:
Disculpadme los tres por estas reflexiones, quizás en algún momento excesivamente personales, pero quiero dejar manifiesto público de lo buena gente que sois, pues aparte de serlo, hay que parecerlo, constatarlo y certificarlo.
Espero ser vuestro amigo 'per secula'. Un abrazo.

Aurelio Bolívar Bedia
BOLI